Reconocernos en el reencuentro
- Florina Landaverde
- 10 may 2021
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 23 mar 2023
La memoria de un reencuentro en la búsqueda de la resistencia colectiva.

¡Vamos a llamarlas, que vengan a conocernos, que nos sepan parte de esta tierra, que descubran que resistimos, que luchamos, que aquí estamos! Pero ¿quiénes somos las que estamos? ¿nos hallamos todas? ¿en dónde están las otras más? ¿Quiénes son y quiénes somos nosotras con ellas? Habrá que encontrarnos primero y averiguarlo.
La convocatoria, el llamado tímido y contenido para el encuentro, lo presidía una luna nueva que recién llegaba al cielo, a seis días de terminar el comienzo del nuevo año. Abrazadas por un frío ya asiduo en nuestras pieles nos dimos tiempo para el reencuentro.
Así llegamos una a una a un rinconcito de un sueño que construyen Sarahí y Antonio de nombre Pangea, un rincón que ha albergado los proyectos de otras y de otros y que ahora nos alojaba a nosotras. Allí estábamos Esperanza, Flor, Dalia, Nirvana, Sol, Cristina, Sarahí, con la inquietud de la convergencia que nos permitiría reconocernos en la otra, mirarnos en los ojos de las demás, medirnos en sus fuerzas y buscarnos en sus sueños.
El primer acercamiento lo tuvimos tiempo atrás, aquí en San Luis de la Paz en la prepa oficial; en Querétaro en la UAQ estudiando sociología; en Guanajuato en las calles y en la UG reconociéndonos feministas; en León de intercambio, en la maestría, viviendo juntas; en las colectivas con las amigas, en la institución; en San Lorenzo Nenamicoyan en un encuentro de Mujeres; en la búsqueda solitaria de las otras, las que andan en manada. Ahí nos miramos por primera vez, ajenas y aprendiendo a colocarnos en la vida de la otra, encontrándonos mucho, poco, nada; pero hoy decididas a reencontrarnos y reconocernos por fin.
Entre varias historias vividas, algunas amigas en común y coincidencias imprevistas comenzamos a fluir y surgieron las preguntas, las dudas, los miedos, los deseos. Al reconocernos nos dimos cuenta de las distintas formas de lucha y resistencia; de los diferentes grupos; de los otros territorios, enormes, pequeños, latientes o distantes, vinculados u olvidados. Nos reconocimos en los deseos y dolores de las otras, nos identificamos o no. Discrepamos en los cómo, los cuándo, los porqué; pero la armonía llegó al momento de discutir los con quién, cuando nuestras miradas cruzaban buscando a las demás, una cuestión nos quedaba clara: no estábamos todas.
No estamos todas, nos dijimos, nos faltan las que no pudieron estar, las que están lejos, las que no pudimos avisar, las que dudan; nos faltan aquellas que no saben que las necesitamos para luchar. Al final, nuestras ganas, energías e inquietudes se transformaron en planes poco detallados pero muy concretos y claros: había que procurar el reencuentro.
Nos detuvimos a intentar comprendernos y logramos acordar que había que atender el llamado de las hermanas del Sur, teníamos que organizarnos, sí. Conseguimos convenir que nos era imprescindible buscar esa reunión íntima antes de un encuentro estatal, pues solo así sabríamos las fuerzas que tenemos, los dolores compartidos y la energía restauradora que nos guiaría a la lucha colectiva.
Pactamos el reencuentro íntimo para reconocernos con las que nos faltan, buscarnos en ellas, acuerparnos y acompañarnos en lo cotidiano, en lo común; plantarnos en nuestros terruños, los territorios compartidos; en nuestros tiempos, con nuestros ritmos y a nuestras formas; para después tomarnos fuerte de las manos y salir a conquistar.
Nos abrazamos, nos sonreímos nerviosas y nos despedimos con la promesa tranquilizadora de volvernos a reencontrar.
San Luis de la Paz, Gto. a 25 de enero de 2020.
Primera reunión de quienes ahora conforman la Red de Mujeres que Luchan San Luis de la Paz. Uno de los primeros grupos organizados autónomos y autogestivos del municipio, con bases ideológicas en los feminismos.
San Luis de la Paz es uno de los municipios que pertenece al noreste del estado de Guanajuato, para la zona, la conformación de un grupo organizado fuera de las instituciones académicas o gubernamentales, es un paso notable en el acercamiento ciudadano a las movilizaciones sociales de la actualidad. Para quienes conformamos esta colectividad, el encontrarnos en la tierra que nos vio crecer, ha resultado muy significativo. La mayoría de nosotras ya veníamos participando en diferentes organizaciones institucionales y no institucionalizadas pero con el tema común de la lucha por la vida digna de las mujeres. Algunas otras no habíamos tenido una interacción previa en el movimiento feminista o sus derivados.
El grupo está conformado por mujeres con una gran diversidad de perfiles profesionales e intereses diversos, sin embargo, coincidimos en mantenernos activas en la lucha desde los feminismos. Encontrarnos, en mi opinión, ha sido un reactivador de energía, pues nos ha permitido compartir y abonar lo que hacemos a este y otros colectivos en los que participamos, además, ha venido siendo relevante sabernos acompañadas en un municipio como lo es San Luis de la Paz, en dónde hasta hace un par de años, no era común que existieran grupos organizados de mujeres, con ideologías que cuestionan la mayoría de los códigos socioculturales con los que hemos aprendido a relacionarnos.
A quince meses de la primera reunión, la colectiva ha logrado formar red con varias colectivas y grupos organizados del estado de Guanajuato y algunos otros estados, como Querétaro y San Luis Potosí, además ha sostenido diversas actividades en conjunto con estas colectividades desde su fundación. Me entusiasma pensar en el futuro de la colectiva y estoy ansiosa por colaborar desde este espacio para contar los sueños y proyectos compartidos allá, en San Luis de la Paz, con las mujeres que luchan.
Qué rico reconocer que nos encontramos desde el amor y la lucha, y que no nos abandonamos.